Llegamos
a Katmandú cansados tras muchas horas de vuelo y tránsito. El aeropuerto es
pequeño, y a la salida, aquello era un caos de gente y tráfico. Por suerte, el
chofer que contratamos con Anamed nos estaba esperando a la salida del
aeropuerto y nos llevó directamente al hotel. Aunque conocemos Nueva Delhi, no
dejaron de sorprendernos las calles de Katmandú, el bullicio de la gente, el
tráfico…así que la llegada al hotel fue un paraíso de tranquilidad.
Descansamos
un rato, almorzamos, nos aseamos y cambiamos de ropa, y el chofer nuevamente
nos estaba esperando en el aparcamiento del hotel para trasladarnos a la
clínica Venus Isis donde teníamos la primera cita para entrega de muestra. En
total tuvimos tres citas en días alternos. El resto del tiempo lo dedicamos a
hacer turismo. Athar, de la agencia Anamed, estuvo con nosotros gran parte del
tiempo, acompañándonos no sólo a la clínica, sino en los lugares turísticos que
recorrimos. Es un chico amable y encantador, que habla perfectamente español (lo
aprendió en Valladolid, je je), inglés e Indi, por lo que nos dio mucha
tranquilidad con el idioma.
Hay
que tener en cuenta que en Katmandú, sobre las cinco de la tarde, anochece, y
al no haber iluminación en las calles, nos quedamos en el hotel descansando del
viaje, aunque las puertas de los comercios tienen luces, que iluminan un poco
las calles.
Pasamos
una semana fantástica en Katmandú, una ciudad que nos encantó, llena de templos
budistas, y rodeada de pequeños pueblos que se conservan igual desde hace
siglos, y parecen salidos de un cuento. La gente es especialmente amable, y nos
sentimos seguros en todo momento en los muchos sitios y calles que visitamos.
Recomendamos,
especialmente, la visita a las plazas Durbar de Katmandú, Patan y Bhaktapur,
que cada uno forma un conglomerado de templos. Nos encantó la estupa de Bodnath,
que es la más grande del mundo, y cerca hay varios monasterios de monjes
tibetanos. También nos gustó mucho la estupa de Swayambyhulath (conocida como
templo de los monos) y el templo de Pashupatinath (donde se realizan
cremaciones), recorrimos el barrio de Thamel haciendo compras en las
tiendecitas de la zona.
No
queremos extendernos mucho en la parte turística, si alguien tiene interés en
información, que nos mande email, y le explicamos encantados.
Sólo
decir que en nuestra opinión, Katmandú es una ciudad que merece la pena
visitar, y que quedamos atrapados por su magia y su encanto.
Os
dejamos algunas fotos de nuestro viaje…